La esencia del Ninjutsu, que debería ser la de todas las artes marciales, es la autoprotección y la preparación para enfrentar la adversidad, lo que le otorga una importancia trascendental en épocas de inseguridad y violencia.
Frente al avance de agresiones de todo tipo el Nin jutsu conforma el más depurado concepto de protección personal.
El arte del Ninja no sólo se ocupa de la protección del cuerpo físico sino también de la armonía de la mente y el espíritu, formando individuos íntegros y fuertes aptos para la lucha existencial.
El practicante de Nin jutsu debe someterse a un depurado entrenamiento físico y mental que lo capacita para enfrentar la vida de manera calma y segura, a la vez que elimina toda agresividad compulsiva generada por los miedos latentes, propios de casi todo individuo. Sin esta depuración, la habilidad en la defensa personal, que debería provocar una sensación de seguridad y paz interior, sería causa de una deformación de la personalidad. Los tortuosos caminos de la competición, (el ninjutsu forma parte de las artes marciales no-competitivas) sumado al cultivo de la vanidad, conducen al practicante lejos del equilibrio y la serenidad, acabando, eventualmente, con sus más puros deseos de auto-superación.
Para transitar sin riesgo por estos senderos, el aspirante debe caminar libre de la influencia del ego y las ambiciones desmedidas. Sólo así tendrá posibilidades de realizar el fin último y más logrado de todo buscador: la mayor perfección a la que el ser humano puede acceder.
No es mucho lo que puede decirse del Nin jutsu ya que éste no se aprende intelectualmente sino que se practica. No hay aprendizaje válido si no se aplica.
El Ninjutsu es un arte personal que coloca al practicante frente a sí mismo, enseñando el manejo natural del cuerpo y la mente, procurando un condicionamiento físico y emotivo.
Considerando lo anteriormente dicho, podemos comprender porque el arte Ninja no puede ser popular ni masivo y porque no se extendió en la medida que lo hizo el Judo o el Karate: El Ninjutsu no podría popularizarse sin perder su esencia.
El Ninja: guerrero misterioso que se torna casi invisible en la oscuridad, de gran rapidez y con movimientos de suavidad felina se hace muy difícil descubrirlo o capturarlo.
Con su característico traje negro, con el rostro cubierto dejando libre sólo sus ojos, usando un calzado liviano y antideslizante, con pasos sigilosos se desplaza silenciosamente. El sólo hecho de portar esta vestimenta es penetrar en un mundo diferente, en un universo mágico y fantástico. El practicante logra así la concentración requerida para el difícil arte del auto-perfeccionamiento.
El Ninja permanece inmutable ante su destino y cambia en la medida que el cambio es necesario.
El Ninja busca las respuestas en su interior pues sabe que el Universo, hermoso en su imparcial absolutismo, contiene en esencia toda la sabiduría. Por ello, abriendo sus ojos y su mente sigue los sutiles rastros del cielo que orientan su accionar y así halla respuesta a cualquier paradoja que encontrare en su camino.
El principal objetivo del Ninja es resistir, sobrevivir, prevalecer por sobre todo aquello que pretenda destruirlo o sojuzgarlo.
El Ninja adquiere un conocimiento que le permite enfrentar la lucha por la vida y superar la hostilidad, así como resignarse ante lo insuperable.
Motivaciones
Quien se aventure en un arte tan complejo como el Ninjutsu debe interesarse profundamente en sus postulados y propuestas y, por sobre todas las cosas, debe mejorar su nivel de vida.